24 Sep Una de las computadoras más antiguas sigue funcionando a 25 mil millones de kilómetros de distancia
Mientras seguimos obsesionados con tener la última tecnología en la palma de nuestra mano, una computadora de 48 años de antigüedad sigue funcionando perfectamente… y a miles de kilómetros de la Tierra. Construidas concretamente en 1977, las sondas Voyager de la NASA llevan casi 5 décadas sobreviviendo a temperaturas que harían explotar cualquier teléfono móvil, sometidas a grandes dosis de radiación, y sin ningún tipo de mantenimiento.

Situadas a 25 mil millones de kilómetros, estas computadoras son el sistema gubernamental más antiguo del mundo, pero siguen emitiendo señales con la eficacia del primer día. Las sondas Voyager 1 y Voyager 2 albergan seis computadoras cada una: tres tipos diferentes con dos unidades de respaldo cada una. Se trata de un Sistema de Comando de Computadora de 18 bits, el Sistema de Datos de Vuelo de 16 bits y el Sistema de Control de Actitud y Articulación de 18 bits.

Ambas fueron construidas por General Electric bajo las instrucciones de la NASA. Obviamente no se tratan de computadoras rápidas en absoluto para los estándares actuales, y las señales emitidas tardan 23 horas en llegar a la Tierra. El reloj principal funciona a 4 MHz y la CPU opera a tan solo 250 kHz. Una sola instrucción tarda 80 microsegundos, lo que da un total de aproximadamente 8000 instrucciones por segundo. Por comparar, un smartphone de 2013 funcionaba a 1,5 GHz con cuatro procesadores, entregando más de 14.000 millones de instrucciones por segundo.

Si la velocidad suena ridícula, no lo es menos su capacidad de almacenamiento. Las sondas pueden almacenar unos 68 kilobytes en su grabadora digital de 8 pistas. Eso es menos espacio que una sola foto JPEG en un teléfono móvil. Sin embargo, y sorprendentemente, aunque no haya habido mantenimiento, sí que han habido actualizaciones.

Cuando la Voyager 1 empezó a enviar datos incomprensibles, los científicos de la NASA se dieron cuenta de que parte del software del Sistema de Datos de Vuelo se había dañado. Tras esta actualización de software -y una espera de más de 22 horas para enviar instrucciones a la Voyager), el equipo pudo comunicarse de nuevo con la sonda.

La alta redundancia, tanto de har dware como de software, y la calidad de su construcción, que se remonta a la década de 1970, han creado máquinas prácticamente indestructibles.






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